Dos días después de su etílica epifanía ya tenía preparado el guión que le iba a sacar de la miseria. Si esto fallaba no sabía que más hacer. Lo perdería todo. No tuvo tiempo para detenerse en oscuros pensamientos y se había dedicado a escribir sin parar, poseído por una frenética inspiración susurrada al oído por una musa a la que no le importaba lo más mínimo que no tuviera ni la más mínima idea de escribir un guión de cine. Temió salir a la calle o mantener contacto alguno con el resto del mundo para no frenar la inercia que había logrado. Una vez tecleó FIN, se detuvo unos segundos y se fue hasta el rellano y llamó a la puerta de su vecino como era su costumbre cuando necesitaba algo de él. Al otro lado de la puerta estaba Tomás, un jubilado de 73 años con alzheimer. Sin saberlo, o mejor dicho, sin recordarlo, era el principal proveedor de servicios y bienes de consumo básicos de su parasitario vecino. La indiferente mujer polaca de media edad que cuidaba de él no hablaba nada de español y suponía que eran familiares o amigos. Así que después de dar dos bocados a una rojiza manzana cogió el teléfono de Tomás para iniciar la segunda parte de su plan.
- Hola José María, ¿estás con tus trolls?
- Son las 10. Hace hora y media que he cerrado la tienda.
- Bueno, no importa, llamaba para hacerte una oferta que no podrás rechazar…
- ¿Vas dejarme una cabeza de caballo en mi cama?
- No, escucha. He tenido una idea genial que nos puede hacer ganar mucho dinero. Acabo de escribir el guión de una película.
- ¿Pero tú qué sabes de cine? No es lo mismo estar solo en casa comiendo palomitas en el sofá que ser un cineasta –replicó José María mientras se tocaba su graso y casposo cabello en un tic que no podía evitar.
José María era el amigo más antiguo que tenía y pese a sus diferencias de estatura y volumen sus personalidades eran como las dos nalgas de un mismo culo. Eran frikis de cuarenta y tantos que siempre estaban al margen de los demás, bien por voluntad propia o bien por el rechazo que solían encontrar. Pero el uno tenía al otro como muleta en la que apoyarse sin miedo a ser despreciado. A nuestro protagonista no le importaba que José María caminase como quien se ha ensuciado la ropa interior, ni que tuviera la expresión facial de quien la ha olido. Y a José María no le importaba que su colega llevara toda la vida amargado por la angustia existencial de quien cree que el mundo debería arrodillarse ante él pero que en cambio se limita a escupirle en la cara.
- Tarantino trabajaba en un videoclub antes de hacer Reservoir dogs. Lo importante es el germen, la idea del millón de dólares, y yo he tenido una antes que nadie.
- ¿Estás seguro de ello… O sólo estás colocado?
- Escucha pequeño ingenuo, tengo la idea plasmada en un guión que quiero que leas, porque no será muy académico, pero servirá. El problema es que me falta el apoyo tecnológico y es ahí donde entras tú.
- Pues siento decirte que no tengo una cámara, ni una mesa de edición y montaje, una agenda de actos a los que represento y mi contable me está indicando que es muy probable que no cuente con el dinero suficiente para producir un filme… -respondió sarcásticamente José María mientras aplacaba su prurito capilar.
- Pero tienes un móvil de esos de última generación. Llevas un mes dándome la brasa con lo de video de alta definición, internet y toda esa mierda de megas.
- No estarás hablando en serio…
- ¿Por qué no? Hasta los telediarios ponen todos los días videos borrosos de Youtube…
- Un video de 1 o 2 minutos, vale, pero tú hablas de una película. Un largometraje de cuánto, ¿80, 90, 100 minutos? Una película entera así es imposible.
- No es imposible. Se graban las escenas en planos secuencia y se pegan en el ordenador. Tú has hechos videos con el Movimaker, ¿no? Pues lo mismo pero más largos. Lo bueno de esto es aque aún no lo ha hecho nadie. ¡Imagínate la publicidad gratuita que tendremos por ello! Piensa que todo el cine actual se graba con cámara al hombro, con desenfoques, falsos documentales, personajes fuera de plano y a nadie le importa. Y eso lo podemos hacer con un móvil.
- Vale, imaginemos que tienes razón. ¿De dónde vas a sacar los actores, los decorados, los exteriores…?
- Tenemos una ciudad entera a nuestra disposición, nosotros seremos los protagonistas de un drama social que no requiere efectos especiales. Nada de fantasmas, alienígenas ni putos vampiros –exclamó mientras Tomás parecía preocupado por la excesiva duración de la llamada que luego olvidaría cuando su vecino le anunciase que le iba a regalar un jamón de bellota que había conseguido en una promesa que ninguno recordaría diez minutos después-. Voy a tu casa, te lees el guión y pensamos en como rodaremos. Esto va a ser muy grande ¡señor de las Tinieblas! – dijo haciendo referencia a la pasión de José María por los juegos de rol.
- De acuerdo, ven y veremos si esa locura tiene alguna posibilidad…
Colgó el teléfono y se despidió de Tomás estirando los brazos para indicar el tamaño del patanegra que le iba a conseguir y entró radiante en su casa. Abrió la nevera y solo encontró los restos de un cilindro de mortadela que era capaz de moverse por sí solo y el fondo de una litrona de cerveza que dio por buena. Apuró el último trago y súbitamente cayó en la cuenta: “¿Dónde cojones voy a encontrar a una actriz?”.
3 comentarios:
Creo que deberia triunfar con su pelicula y hacerse famoso (Big_Cheese)
Creo que debería hacer una película sobre la corrupción política en su ciudad (sea cual sea). María E.
Quizá la poli debería detenerle por algo y así se sabría cómo demonios se llama...
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