Eres tú quien está leyendo esta frase ahora mismo. Es tu voz la que suena en tu cabeza mientras dudas en si vale la pena seguir leyendo estas palabras que no parecen decir nada. Pero sientes curiosidad por saber si te llevará a alguna parte, a otro lugar en el que no hayas estado nunca o quizá ya no recuerdes. En definitiva, a no perder el tiempo. Levanta la mirada y observa a tu alrededor. No, de verdad, hazlo. Bien, ahora que te has dado cuenta de que has obedecido a unas letras que brillan en tu pantalla ya estás preparad@ para seguir leyendo...

sábado, 16 de abril de 2011

Cap. 8: El dinero es lo primero

    
     
     Ella se quedó mirando los cientos de figuritas que llenaban las estanterías. Estaban ordenadas por colecciones (Edad Media, Segunda Guerra Mundial, superhéroes, manga...) y meticulosamente limpias lo que le debía llevar un buen tiempo de limpieza semanal. Se mantuvo el silencio entre los tres, mientras tanto ella aprovechó para evaluar a la extraña pareja: Un tipo alto y gafapasta con una desgastada gabardina gris que le había abordado una hora antes en la calle y otro pequeñito, gordito, de cabello rizado con unas buenas entradas, con una camisa de manga larga, una camiseta debajo y con unos calzoncillos boxer de Superman sentado enfrente de una enorme tele que le empequeñecía aún más, con una extraña expresión en su cara que encerraba un debate interno: ¿quedarse allí fingiendo ser invisible o salir corriendo? 

     Acabada la cerveza, el barbudo gafapasta se dio cuenta de que ella no se iba a presentar, por lo que su plan para averiguar su nombre sin tener que preguntárselo había fallado. De tal manera se puso en pie e hizo las presentaciones. 

- Este ser silencioso que ves aquí es José María Pérez, mi socio y colaborador en el filme que vamos a producir. Y por cierto, en un lapsus imperdonable cuando nos hemos conocido en la calle, no te he preguntado tu nombre…
- Me llaman Fanny, por Fanny Pelopaja.
- Supongo que es un nombre artístico…
- Es una película de Vicente Aranda de 1984, ambientada en Barcelona, en la que una ex-presidiaria busca venganza por la muerte de su novio a manos de un policía corrupto –interrumpió José María de forma inconsciente.
- Puedes hacerle caso, es una enciclopedia con patas, aunque cortas, del cine de los 80.
- Sí, ya sé que es una peli. Me lo pusieron las compañeras por mi hábil juego de muñeca. Todo el mundo me llama Fanny. Y para conocernos mejor, creo que me podrías decir tu nombre.
- Soy Germán Yobra-Heimlich…
- ¿Estás de broma?
- No, ¿Por qué?
- Bueno no sé si decírtelo pero basta con hacer un cursillo de primeros auxilios para saberlo. Vale, no importa, has despertado mi curiosidad con lo de la película y quería saber qué se os ha pasado por esas cabecitas y qué tengo que ver yo con todo esto… -explicó Fanny convencida de que o bien estaba frente a dos fenómenos o frente a dos tarados.
- De momento tenemos un guión, un editor, un cámara, un director que soy yo, y faltan algunos actores pero lo bueno de este proyecto es que muchos de los protagonistas van a ser  personas reales. Los políticos de nuestra película son los políticos de verdad. ¿Cómo es posible? Pues porque ellos mismos no lo van a saber. Será como grabar un documental, realizaremos nuestra performance ante ellos como invitados especiales. Por supuesto, todo tiene que estar bien preparado y ensayado perfectamente ya que todo se grabará en una sola toma. Un plano secuencia para cada escena del filme. Tiene que salir bien a la primera, por eso necesitamos a gente preparada para todo, como tú.
- ¿Y cómo has previsto en el guión lo que van a hacer?
- Eso mismo he dicho yo –intervino José María.
- ¿Has escrito lo que va a pasar? –preguntó de nuevo Fanny.
- Eso también lo he preguntado antes –señaló de nuevo José María.
- Aunque imagino cual va a ser su reacción no puedo estar seguro del todo. Nadie lo puede estar, por eso he dejado algunas líneas en blanco. Pero el truco está en que la última frase siempre la diga alguno de nuestros actores.
- ¿Qué actores tenéis?
- Esa es otra. No tiene ninguno… -indicó José María.
- No, ninguno todavía, el guión definitivo (y el único que ha habido) estuvo listo ayer así que no ha habido ningún casting, pero tú puedes ser la primera en subirse al proyecto. Yo mismo he pensado que podía aparecer como el empresario sin escrúpulos…
- Y no le costaría nada meterse en el personaje –añadió José María.

     A continuación Germán le explicó las malas noticias a Fanny. Nadie cobraría nada ya que todo el miniequipo de producción acordaría cobrar un porcentaje de los futuros ingresos que obtuviera la película. Su argumento era el de la tesis George Lucas. El padre de Star Wars se reservó la explotación del merchandising de su saga espacial. Y a base de muñequitos y juguetes ha sabido crear una enorme fuente de ingresos. Él pensaba hacer lo mismo pero con la venta de videos, camisetas y todo lo que se le ocurriese una vez la película se convirtiera en una obra de culto. Y estaba convencido de que así iba a suceder porque era una propuesta que a nadie se le había ocurrido antes. Y también porque no se le había ocurrido ninguna idea más sensata. Fanny se sentó en un sofá de dos plazas y pensó que ya era demasiado mayor para que la engatusaran con cuentos, pero súbitamente decidió que también empezaba a ser demasiado mayor para hacer la calle. La crisis había traído más competencia, más negras, más sudamericanas y más chicas del Este, con menos años y que tiraban los precios por tierra. También reflexionó sobre lo cruel que sería que esos dos frikis lograran hacer una película de éxito y la oportunidad hubiera pasado delante de ella sin decidirse a agarrarla con todas sus fuerzas. Lo que le acabó de convencer es que a ese par de personajes no les había importado en absoluto que un travestí tuviera un papel protagonista en su película. Acostumbrada al rechazo, Fanny agradeció su falta de prejuicios. Se puso de pié y por primera vez empezó a hablar como alguien que ya estaba dentro del alocado proyecto.

- Necesitamos a alguien que ponga los cuartos.
- ¿Un productor? –preguntó Germán hurgando su descuidada barba.
- Alguien que ponga la pasta y nos permita dedicarnos a la película sin preocuparnos por el dinerito para ir al bar a comer…
- Y que se ocupe de distribuirla, llevarla a los festivales, la publicidad y las salas de cine –añadió con pesimismo José María.
- ¿Podéis hacer facturas? –preguntó Fanny.
- ¿Necesitas una? –contestó Germán.
- No, yo no, pero conozco un hombre de negocios albano que siempre anda pidiendo facturas a todas las chicas que visitan sus muchachos. También compra lotería premiada y cualquier cosa que le hagan un ticket.
- Un tipo obsesionado por la contabilidad… -dijo José María.
- No, más bien obsesionado con el blanqueo de dinero… -explicó Fanny.
- No es mala idea, el dinero siempre huele mal, venga de donde venga. Así que lo mejor es que no tengamos prejuicios sobre su procedencia. También los bancos invierten en bonos basura o el tráfico de armas o drogas. Todos los negocios son negocios.
    Hablaron durante un rato más y acordaron que al día siguiente Fanny y Germán irían venderle la película al empresario albano. José María le plantearía a Harry, el perroflauta escocés, si quería ser el montador de la película y al mediodía se contarían cómo les había ido.  

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